Unidos por la discapacidad

Es una apuesta por un cambio a nivel mundial del concepto de discapacidad. Ya no se trata de una preocupación en materia de bienestar social, sino de una cuestión de derechos humanos. Unidos para reconocer las barreras y los prejuicios de la sociedad que son la verdadera discapacidad de nuestros días

Cerca de un 15% de la población mundial se encuentra en esta situación. En los países con ingresos más elevados, las personas con discapacidades no reciben la asistencia necesaria para realizar sus tareas diarias. Los informes del Banco Mundial y de la OMS permiten conocer las necesidades de este colectivo y los problemas que ponen en peligro su bienestar. Las personas con algún hándicap son más vulnerables a la pobreza, el desempleo y el analfabetismo.

Las dificultades para acudir a la escuela es uno de los problemas más importante para este colectivo. “Se observan desfases entre las tasas de finalización de los estudios para todos los grupos de edad y en todos los contextos, con contrastes más pronunciados en los países más pobres”, afirman desde la OMS. 

Los niños con discapacidades tienen menos posibilidades de ser escolarizados y, por tanto, de conseguir un trabajo con el cual afianzar su porvenir económico. La pobreza es el resultado directo de la falta de educación y el desempleo. Sin ingresos, las personas con discapacidad no pueden afrontar los gastos de la atención sanitaria que necesitan. 

“La mitad de las personas con discapacidades no pueden pagar la atención de salud, frente a un tercio de las personas sin discapacidades”, alerta la OMS. Así mismo, “son cuatro veces más propensas a informar de que se las trata mal y casi tres veces más propensas a que se les niegue la atención de salud”. Derechos básicos como la educación, el empleo o la asistencia sanitaria no son tangibles para ellos. 

Con el envejecimiento de la población y el aumento de las enfermedades crónicas, esta cifra se está incrementando a nivel mundial. Promover el acceso a los servicios generales, adoptar estrategias y planes de acción nacionales, mejorar la educación, la formación y la contratación, invertir en programas específicos o garantizar la participación de las personas con discapacidades en la aplicación de políticas y programas específicos, son algunas de las iniciativas recogidas en el tratado de la ONU para mejorar sus vidas.

En definitiva, es una apuesta por un cambio a nivel mundial del concepto de discapacidad. Ya no se trata de una preocupación en materia de bienestar social, sino de una cuestión de derechos humanos. Unidos para reconocer las barreras y los prejuicios de la sociedad que son la verdadera discapacidad de nuestros días. 

 

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