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El número de venezolanos que buscan asilo en Estados Unidos se disparó en momentos en que se agrava la crisis del país y cada vez más personas de clase media tratan de dejar la nación.
Los datos más recientes de la oficina de Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) muestran que en marzo de 2016 los venezolanos se ubicaron en segundo lugar entre los países que han presentado solicitudes de asilo, con 1.345 solicitudes durante ese mes. Solo los ciudadanos chinos presentaron más solicitudes.
La primera vez que Venezuela se colocó entre las 10 principales naciones solicitantes de asilo fue en febrero de 2014 cuando comenzaron violentas protestas contra el gobierno el presidente Nicolás Maduro. En ese entonces, buscaban asilo alrededor de 100 venezolanos al mes.
La organización sin fines de lucro Refugee Freedom Program, con sede en Boston, dijo que la gran mayoría de los solicitantes de asilo son venezolanos de clase media que huyen de la delincuencia rampante y de la crisis económica. Agregó que es poco probable que reúnan las condiciones para recibir el estatus de refugiado.
El número de solicitantes se ha disparado desde diciembre de 2015, cuando la oposición ganó una mayoría en las elecciones para la Asamblea Nacional. Desde esa fecha muchos venezolanos están huyendo de su país, agobiado por una severa crisis económica y una escasez de alimentos y medicinas.
Las solicitudes de asilo recibidas en marzo superan a las recibidas durante todo 2013, dijo Julio Henríquez, director del Refugee Freedom Program, que emitió un informe sobre el tema. El número es incluso mayor al total de venezolanos que recibieron asilo político en todo 2014. La gran mayoría son venezolanos de clase media que no califican para el status, reservado para personas que sufren de persecución política, explicó Henríquez.
Aun así, ante el empeoramiento de la crisis en su país, muchos venezolanos están dispuestos a aprovecharse de una demora de más de dos años en el procesamiento de sus solicitudes para obtener una autorización de empleo y conseguir un trabajo a corto plazo, aun si eso implica que serán deportados más tarde.
“Hay reportes asombrosos de abogados, notariados y organizaciones inescrupulosas que se están aprovechando de la situación, presentando solicitudes que obviamente no tienen las condiciones”, dijo Henríquez.