Desde las 9.00 de la noche en el altar mayor de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquireño los feligrenses no dejaron pasar esta fecha histórica para encontrarse con su virgen, que bajará formalmente este sábado
Por primera vez los zulianos besaron a la Chinita durante su limpieza. Los marabinos le dieron ayer un beso de fe a su patrona. Desde las 9.00 de la noche en el altar mayor de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquireño los feligrenses no dejaron pasar esta fecha histórica para encontrarse con su virgen, que bajará formalmente este sábado. Eleuterio Cuevas, párroco del templo, decidió que este año se haría la ceremonia tradicional púbilica, cambiando el pequeño cuarto donde se limpiaba la tablita por un área grande y libre.
La idea de cambiar la tradición que se hacía en la intimidad y con un número limitado de invitados a una ceremonia más grande se tomó de las festividades que se hacen para la Virgen de Chiquinquirá en Colombia. Mientras los chiquinquireños se acercan a la virgen, un grupo de ayudantes limpiará la corona de la virgen y toda su estructura. Como es costumbre los orfebres comenzaron los trabajos de restauración y limpieza de la corona, portacorona y ángeles que conforman el altar de la patrona de los zulianos.
Lino Perozo, quien desde el 2002 colaboró con Enairo Villasmil fue el encargado de limpiar la tablita de la Virgen para la bajada del próximo sábado Los orfebres estuvieron en el despacho parroquial realizando las labores de restauración hasta que la ceremonia del beso terminó, luego llevaron la tablita para hacerle los trabajos a la Virgen, la jornada se extendió hasta altas horas de la noche. El trabajo estuvo distribuido entre Romer Morales encargado de limpiar el portacorona, Ángel Fuentes de la limpieza de la corona, Leonardo Lo Lacono del relicario.
Detalles de la Virgen
La corona de oro que tiene La Chinita es una pieza de oro de 47 centímetros, tiene un peso de 10 kilos, el relicario es de plata con enchapado de oro, el cetro también es de oro y mide 41 centímetros. Mientras que el portacorona tiene una cobertura de acero y los ángeles son de plata y pesan cinco kilos cada uno. La pieza más importante, el retablo tiene un grosor de cinco milímetros y mida 21 centímetros, pesa 923 gramos.
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