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La victoria de la oposición venezolana en las elecciones parlamentarias del 6-D, marca un hito en la historia de los procesos democráticos del continente americano. Quedó demostrado que los regímenes totalitarios de corte bolivariano, pueden debilitarse por la fuerza de la unidad de los partidos políticos, del voto y de la organización ciudadana y sin que se promueva la violencia. Todavía es muy prematuro para medir el impacto que esta hermosa jornada ciudadana, deja en Venezuela y en el continente, para la restauración de la República.
En primer lugar, la victoria tiene que verse con un sentido de unidad, en el sentido que las fuerzas políticas deben continuar su esfuerzo post-electoral para la agenda parlamentaria y el proyecto país que Venezuela merece. No caer en la mezquindad de pautar agendas ocultas entre las diversas fracciones partidistas y mucho menos adelantarse a candidaturas presidenciales extemporáneas, sin pasar por el filtro de las reglas claras del inmediato juego político. La advertencia es necesaria, porque el mismo día del triunfo, algunos personeros de oposición criticaban a otros por debilitar supuestas candidaturas regionales y obstaculizar el triunfo en algunas circunscripciones.
En segundo lugar, la victoria representa una enorme responsabilidad para los 112 diputados electos, quienes tienen ahora el duro trabajo parlamentario y político, en medio de las dificultades tanto políticas como económicas que se avecinan y que serán agravadas intencionalmente por el régimen. Este trabajo requerirá seriedad, dedicación, formación política, social y académica.
La victoria debe implicar en tercer lugar un sentido de humildad para los diputados. No hay que enceguecerse con el poder -que siempre es efímero- ni asumir que solo por sus nombres, o el respaldo de sus organizaciones, pudieron llegar a la AN. Hay que entender que las circunstancias de deterioro del país y la incapacidad del Gobierno de aportar soluciones efectivas a los problemas nacionales, jugaron en contra del oficialismo y que la ciudadanía, hizo uso de la herramienta del voto castigo.
De manera que unidad, responsabilidad y humildad, son las claves para que la victoria del 6-D pueda surtir los frutos que Venezuela y el continente requieren. No podemos quedarnos solamente, con la jornada victoriosa del 6-D. El país espera mucho mas de este triunfo esperanzador para la democracia.