Dos niños perversos

En nuestro país la desgracia es mayor que en el resto del mundo, puesto que en vez de uno, aquí son dos los Niños perversos que han arruinado la nación

En Venezuela, desde que apareció el fenómeno climático “El Niño”, ningún funcionario del régimen tiene la culpa de nada. Todos los males que padecemos se le atribuyen a la “malvada criatura”. El Niño es hoy sustituto del “Gobierno anterior”; porque referirse a este es “escupir hacia arriba”. La presencia en el espacio del intruso “muchacho”, ha facilitado las cosas para que sea este el promotor de la catástrofe que sufre la nación.

Según los voceros más encopetados de la cúpula oficialista, la carencia de agua y la mengua que ofrece el servicio eléctrico, es el ejemplo más elocuente de las perversidades de El Niño. Con el agravante, a juicio de los altos jerarcas de la “revolución”, que la deficiencia de tales servicios donde más daño ha hecho es en la “economía productiva”.

De allí la ausencia del pabellón criollo en la mesa de los venezolanos; porque el efecto invernadero acabó con los cultivos de caraotas y de arroz, y ha encarecido en extremo la carne y los plátanos. Y esto obedece a que hoy los ingredientes del tradicional plato autóctono, hay que adquirirlos a precios de dólar paralelo.

En cuanto a otros productos que requiere la agroindustria, El Niño arrasó con las fincas del maíz, de hortalizas y de ganado vacuno. La carencia de estos insumos genera la escasez y desaparición de harina, salsas, leche, queso y mantequilla, entre otros productos manufacturados. Además de las enfermedades que acarrea la falta de higiene personal, dados los inalcanzables precios del jabón, los pañales y el papel toilette. 

En nuestro país la desgracia es mayor que en el resto del mundo, puesto que en vez de uno, aquí son dos los Niños perversos que han arruinado la nación. En efecto son casi dos décadas que hemos estado a merced de esos dos malvados “muchachos”. El anterior planificó y logró en buena parte, la ruina total de la patria. El actual, en un tiempo relativamente corto, ha profundizado la catástrofe que heredó.

En síntesis, las penas que sufre el pueblo, son el producto de la mala intención de los dos niños perversos. ¡Descúbralos y borre sus imágenes para siempre!

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