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Sólo el debut en las Grandes Ligas bastó a Eduardo Rodríguez para ingresar como miembro exclusivo a la importante historia de una franquicia con tantos seguidores como los Medias Rojas de Boston.
El zurdo, que el pasado jueves blanqueó por 7.2 capítulos a los Rangers de Texas, se convirtió en el único lanzador del elenco “patirrojo” que debuta en las mayores sin permitir anotaciones, así como recibir tres hits o menos y ponchar a siete o más contrarios. De hecho, antes de Rodríguez, la última vez que un pitcher de Boston logró un blanqueo de similares características, había sido 48 años antes, cuando en 1967, Billy Rohr lanzó nueve entradas en blanco contra los Yankees, según el Elias Sports Bureau.
Debut entre Records
“Soñé acerca de este juego (debut). Pero el partido estuvo muchísimo mejor”, señaló Rodríguez luego de su hazaña al Boston Globe. “Esta ha sido la mejor apertura de mi vida”.
Y no es para menos. Con sólo 22 años y 51 días cumplidos al momento de su estreno, el carabobeño se unió a una lista de lanzadores siniestros de sólo ocho integrantes, que con 23 años o menos, lanzaron más de siete episodios en blanco. El último en hacerlo fue Kirk Reuter con los Gigantes de San Francisco en 1993.
Además, fue el primer serpentinero que en los últimos 20 años completa su primera presentación en las mayores colgando ceros a lo largo de seis o más capítulos. Su predecesor: Vaughn Eshelman en mayo de 1995.
Todos registros maravillosos y poco comunes de presenciar para los seguidores del béisbol, pero parece que no tanto para Rodríguez. “Me sorprendí de que en mi primera apertura en Grandes Ligas pude lanzar un juego así”. “Pero sólo lancé mis pitcheos como quize. No pensé mucho en los bateadores de los Rangers. Sólo trate de enfocarme de lanzar en la parte baja de la zona (de strike)”.
“No estaba nervioso en el primer par de lanzamientos”, dijo Rodríguez para El Universal. “Salí y vi las luces y vi el estadio, y dije: ‘Conque así es esto'”.
Impresionante
Lo hecho por Eduardo, no sólo dejo fuera de sí a los toleteros texanos, de quienes retiró a 14 de los primeros 15 que enfrentó, sino también a John Farrell, el mánager de Boston. “Este tipo de chicos no salen muy a menudo. Un zurdo que haga un mezcla semejante de sus lanzamientos como la que él tuvo (en la lomita). Estuvo sobresaliente. Muy impresionante. Combinó sus habilidades con presencia y dominio desde el montículo”, dijo el estratega.
Pero Rodríguez no sólo le robó el aliento a su piloto, con su actitud, también deslumbró a sus compañeros. “Es impresionante lo que hizo esta noche (jueves), especialmente ante Texas, que estaban aplastando a todos”, dijo emocionado el “Big Papi” David Ortiz. Antes de medirse al criollo, los Rangers habían ganado siete de los últimos ocho.
“Estuvo increíble”, confesó el dominicano Hanley Ramírez, quien apoyó la labor del venezolano con cuadrangular en el sexto inning.
“Esa es la clase de pitcher que él es. Lo he visto hacer esto muchas veces, pero ante una ofensiva como ésta, verdaderamente me impresionó”, soltó Blake Swihart, quien recibió cada envío de la joya de Rodríguez, y quien además compartió con el siniestro también en las menores.
“No ves esa seguridad en un novato, sino en un veterano”, advirtió McAdams. “Todos en el clubhouse hablan de él”.
Cambio de planes
Lo de Rodríguez, décimo tercer nativo en jugar primero en MLB que en la LVBP, trastocó no sólo lo emocional sino lo situacional de los Medias Rojas. Quienes tienen dudas respecto a su próxima decisión con el valenciano, que según lo planificado por los “patirrojos” debía regresar tras su apertura a la filial triple A.
“En este punto, no hay ninguna decisión respecto a si hará su próxima apertura con nosotros, pero ciertamente espero que lo haga”, indicó el dirigente John Farrell, quien además catalogó la actuación de Rodríguez como “un comienzo muy sólido”.
Fuera de serie
- Primer lanzador de los Medias Rojas en abanicar a siete o más rivales en su debut desde Daizuke Matsuzaka (2007). Primer zurdo desde Kevin Morton (1991).
- Undécimo pitcher desde 1914, en tirar siete entradas en blanco, tolerar tres o menos imparables y ponchar a siete contrarios en su debut de Grandes Ligas.